Esta necesidad acuciante proviene de la fortaleza en la que nos hemos involucrado y la necesidad de liberarnos.
Seguimos considerando a alguien que llora como alguien frágil. Y nos retenemos incluso cuando las lágrimas surgen debido a circunstancias difíciles.
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Apoyar una situación difícil tras otra, ser la columna vertebral de la familia, siempre ser poniéndose de pie cuando solo tienes un deseo: dejarlo ir ... Te obligas a ser fuerte mientras todo se tambalea a tu alrededor.
Lloras, te descargas, y eso es normal. Incluso el árbol más fuerte se rinde a la fuerza de un tsunami. No estás en piedra, has atacado desde muchos frentes a la vez.
Lo peor que podrías hacer sería contener esas lágrimas. Tráguelos y pretenda que no los necesita.
Sabe, sin embargo, que tarde o temprano estarán llorando. Incluso si miras el momento, ellos vendrán. Nadie puede ser fuerte todos los días de su vida.
Y menos aún cuando todo a su alrededor va en contra de él.
Entonces, llora. Saca toda la ira, la frustración y la fatiga que tienes dentro. Te sentirás mucho mejor después. Todos terminamos explotando un día.
Ser resistente es toda la responsabilidad. Sin embargo, es necesario en un momento dado liberar toda esta presión a la que estamos sometidos.
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acepta esto y permite no intentes ser tan perfecto.
Nuestra necesidad de llorar después de los tiempos en que hemos sido muy restringidos es el resultado del estrés acumulado.
Nos guste o no, este estado nos acompaña en muchos momentos y situaciones. Y aparece cuando menos lo esperamos.
A veces nos alienta a desacelerar, detener y dejar de tener demasiadas obligaciones con nosotros.
Pero el estrés implica tres fases muy diferentes que debes saber cómo identificar . Para gestionar mejor todo lo que sucede a nuestro alrededor
Es cuando se activa la respuesta de escape, la que nos prepara para enfrentar un peligro. En ese momento, no pensamos, solo actuamos.
Si la situación anterior se prolonga, pasamos a esta etapa donde estamos preparados para enfrentar lo que sucede, lo que sea cualquiera de los dos.
Ponemos toda nuestra fuerza para mantenernos firmes, pero terminamos completamente exhaustos.
La situación que nos ha estresado no desaparece, pero nuestro nivel de alerta
Es entonces cuando nos volvemos a llorar, buscando este lanzamiento que nos permita liberar todo, porque nos hemos resistido demasiado.
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Si no se ha vivido esta situación, es difícil actuar para prevenirla.
Por eso es muy importante establecer límites, pensar en uno mismo y no dar cuando no nos queda nada por ofrecer.
Somos humanos, no máquinas. Tenemos un límite.
Frenar en el tiempo será beneficioso. para saber hasta dónde podemos llegar
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Pero hay algo más importante que debe aprender a hacer. Acepta que no siempre puedes ser ese muro en el que otros confían, este rayo que lo lleva todo.
Permítete ser frágil, llorar, colapsar . Solo aceptando esto, podrás regresar y adoptar medidas que te protejan, que no te lleven a extremos.
Solo tú sabes qué tan lejos puedes llegar. No te vacíes por completo. Si no puedes, no importa. Tu necesidad de llorar es positiva, te ayudará.
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